Querer o no querer, esa es la cuestión.

Existe una confusión enorme entre dos supuestos. Querer o querer querer. A simple vista, las diferencias son imperceptibles, pero si seguimos hurgando encontramos que al querer todo es fácil como la seda, no te lo planteas, simplemente ocurre, mientras que al querer querer no es fácil, no va como la seda, te planteas una y otra vez las cosas y no llegas a ello por arte de magia sino tras una exhaustiva búsqueda y el replanteamiento de los pros y contras.
Sin embargo, a veces el querer llega porque querías querer y ahí es cuando se masca la catástrofe, ya que te agarras a ello como a un clavo ardiendo porque tienes lo bueno de lo primero (querer) y habiendo querido que sucediera, querías querer.
Hacer un parón en estas cosas del corazón (más de la cabeza, a veces) vendría fenomenal, pero a ver quien le dice al maquinista que pare cuando el tren va con retraso.

1 Anotación-es:

C. | 14 de junio de 2010, 14:59

Sobre todo "no te quieres dar cuenta".
Lo ignoras, pensando así, que todo es más fácil.

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