Sin querer y con paso firme

Hay un momento en el que sin querer te das cuenta de que el sol ha salido tras la tormenta, porque empieza a picarte la piel. Estás empezando a quemarte y ni te habías enterado. Que bonito. Mirar al sol con los ojos cerrados pero observándolo más que nunca, saludándole como jamás lo hiciste, porque el no haberte dado cuenta de lo bien que estás es en realidad una buena señal, señal de que hacía tiempo que no pensabas en ello. Ni en nada.

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