Ella.

Pocas personas sabían lo feliz que la hacía escuchar esa canción y por eso decidió contárselo a él, a la razón. Contarle lo feliz que la hizo y y lo muy agradecida que estaba. Y así consiguió apaciguar su frustración, la sensación de que otra vez y como siempre, aquello acabaría. Y es que o don o cruz, ella sabía acabar con esos momentos de felicidad, quizás porque los prefería como recuerdos latentes a historias fantasmas. Quizás. O porque se conocía demasiado bien, prefería acabar con ellos ante de que se convirtieran en tristeza, para poder archivarlos en el cajón de las sonrisas. Y fue entonces cuando se acordó de Antonio y la sonrisa fue recorrida por una lágrima, pero esta vez era dulce.

2 Anotación-es:

Luls | 16 de noviembre de 2010, 9:32

Without words

Anónimo | 3 de febrero de 2011, 8:13

yo también me acuerdo y sonrío...

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