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Aquí manda una servidora.

Aquí si que puedo decir que mando yo. Este blog es mío. Y con todo lo que eso significa. Y la RAE dice que mío significa en su segunda acepción: 'Pospuesto a ciertos sustantivos, expresa cariño.' Y VAYA SI SÍ. Da en el clavo, porque a este pequeño espacio para ir vaciando mi cabeza y que quede constancia de lo que un día estuvo ahí, es esto, y le tengo muchísimo cariño.
Como aquí mando yo, de verdad, he decidido que cuando algo no me guste podré eliminarlo de la faz de kindofescape como si nunca hubiera existido. El porqué hago esto es porque aprovechando que aquí estoy a un click de Guardar ahora o Suprimir, me voy a tomar la total libertad de hacerlo cuando me apetezca. En la vida no se puede borrar aquello que no nos guste, los malos momentos no desaparecen sin dejar rastro, no se puede rebobinar la cinta de nuestro día a día para grabar otra toma que vaya más con el guión que nos hemos preparado, así que como no me puedo permitir quitar las cosas que duelen de mis horas, días, meses o años, lo haré con el blog. Por eso, en cuanto esta entrada esté publicada, otra será borrada.
Porque si en esto se puede ir conformando un lugar de buena armonía y agradable para nosotros, un lugar el cual queremos así porque sí, en el que mandamos quienes lo creamos... quizás llegue algún día a hacerlo con lo de verdad, con lo que cuenta, con la vida 'real'. Estoy de prácticas.
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All the single ladies!


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Querer o no querer, esa es la cuestión.

Existe una confusión enorme entre dos supuestos. Querer o querer querer. A simple vista, las diferencias son imperceptibles, pero si seguimos hurgando encontramos que al querer todo es fácil como la seda, no te lo planteas, simplemente ocurre, mientras que al querer querer no es fácil, no va como la seda, te planteas una y otra vez las cosas y no llegas a ello por arte de magia sino tras una exhaustiva búsqueda y el replanteamiento de los pros y contras.
Sin embargo, a veces el querer llega porque querías querer y ahí es cuando se masca la catástrofe, ya que te agarras a ello como a un clavo ardiendo porque tienes lo bueno de lo primero (querer) y habiendo querido que sucediera, querías querer.
Hacer un parón en estas cosas del corazón (más de la cabeza, a veces) vendría fenomenal, pero a ver quien le dice al maquinista que pare cuando el tren va con retraso.
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Empezando por los cimientos.

Porque últimamente va de pies la cosa.
'Paso firme, pies de plomo/mantequilla, con los pies en la tierra.' Y porque supongo que al ser los encargados de levantarnos cada día, son muy importantes. A pesar de tropezar a veces, os sigo queriendo.

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David Guetta. Rock in Rio. 5.6.2010

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Sin querer y con paso firme

Hay un momento en el que sin querer te das cuenta de que el sol ha salido tras la tormenta, porque empieza a picarte la piel. Estás empezando a quemarte y ni te habías enterado. Que bonito. Mirar al sol con los ojos cerrados pero observándolo más que nunca, saludándole como jamás lo hiciste, porque el no haberte dado cuenta de lo bien que estás es en realidad una buena señal, señal de que hacía tiempo que no pensabas en ello. Ni en nada.
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La fórmula de la suerte.

El otro día iba de camino a un centro comercial mientras oía la radio, cuando algo de lo que dijeron captó mi atención y me hizo escuchar atentamente. ' El gen de la suerte' - decía el interlocutor. Y es que al parecer unos científicos han descubierto el gen responsable de que el trébol tenga cuatro hojas. No lo han descubierto directamente en el trébol pero si en un pariente suyo, muy cercano, al parecer, ya que les ha hecho pensar que podría ser el mismo.
La suerte material es en realidad una tara genética. 'Imagínense teniendo plantaciones de tréboles de cuatro hojas' - exclamó el interlocutor excitado.
Imagínense teniendo en su poder la suerte pura, digo yo. ¿A qué le echaremos la culpa de nuestras desgracias? Tréboles de tres hojas... veo vuestro fin muy cerca.
Y si la suerte no es la responsable, seremos nosotros los únicos culpables.